Anteriormente hemos visto que el concepto de Cultura Científica está algo difuso y, dependiendo la descripción, adquiere una u otra connotación.
A través del análisis de la Dra. Lázaro (que ya empezamos en la entrada anterior), podemos ver que se distinguen dos modelos/enfoques distintos a la hora de considerar lo que es la Cultura Científica:
- Modelo de déficit cognitivo – en el que se busca “alfabetizar científicamente” a la población general. Se basa solamente en lo que estas personas entienden o saben sobre aspectos científicos sin ir más allá, por lo que se imparte con la difusión masiva. Se trata de un proceso lineal a la hora de adquirir esta área de la cultura. En este caso, una de las cuestiones importantes es qué contenido consideramos imprescindible: dependerá en mayor medida de las demandas que queramos suplir con este conocimiento. Se compara a los “especialistas” con los “legos”, por lo que resalta los déficits en términos de ignorancia.
- Modelo bidireccional (enfoque crítico) – en este modelo tanto la confianza y la actitud respecto a la ciencia son tan importantes como el aspecto cognitivo. Se trata de hacer partícipe a la población, no solo de que sea sujeto pasivo. Implica muchas más aspectos y disciplinas (sociales, políticas, económicas), necesitando salvar el modelo lineal “practicando la ciencia”, es decir, consiguiendo que el público se involucre así como la propia comunidad científica, periodistas, gestores, etc.
Destaca a este respecto que hay una deficiencia considerable en el entendimiento de este fenómeno al no materializarse los esfuerzos en cambios reales. La complejidad de cómo se relaciona la ciencia y el público requiere de un análisis más exhaustivo, de esta manera se podrán diseñar abordajes que permitan obtener resultados sustanciales.
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