Al respecto de la materia impartida sobre la introducción a la filosofía de la ciencia y el positivismo lógico, particularmente a raíz de la lectura sobre el Razonamiento científico, he estado reflexionando acerca del uso del lenguaje, y es que a veces nos falla y no pensamos realmente en lo que estamos aseverando. En este tema hemos visto la distinción entre argumentos deductivos (razonamiento seguro al partir de premisas verdaderas) y argumentos inductivos (puede llevar a una conclusión falsa, aunque las premisas sean verdaderas, ya que amplía el alcance de los datos).
En la lectura indica que la ciencia utiliza claramente el pensamiento inductivo, ya que realizamos observaciones a partir de las cuales establecemos una “norma general”. Sin embargo, la cantidad de veces que he dicho o escuchado: “de esto se deduce”, “hemos deducido” en un contexto científico, me ha hecho reflexionar acerca de lo que enunciamos en ocasiones o los términos que empleamos. Me parece cuanto menos curioso estar utilizando además el término opuesto.
Asimismo, me parece llamativo que esta forma de razonar en
ciencia según Hume sea un hábito animal y que confiemos en ella con fe ciega.
Está claro que la uniformidad de la naturaleza no puede probarse y debemos
utilizar la probabilidad en nuestros estudios, pero llegar a llamarlo fe me ha
parecido muy interesante cuando nos consideramos tan objetivos en ciencia.
Quizás no somos tan objetivos después de todo.
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